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El Ministerio de Reconciliación
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“Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó; se echó sobre su cuello y lo besó; y lloraron”. Génesis 33.4 Este versículo siempre me ha marcado como uno de los más bellos de la Biblia. No puedo leerlo sin emocionarme. Todos sentimos el poder de este versículo. Cuando vemos a antiguos amigos reconciliarse, eliminando todas las barreras y corriendo para abrazarse, colgándose del cuello (me encanta esa expresión) y llorando, la belleza de eso nos conmueve. Este no es un acuerdo negociado. No hay hipocresía para superar el listón. Es honesto, no forzado, se siente profundamente. Todos percibimos con asombro la verdadera reconciliación, y ésta proviene de Dios. El apóstol Pablo dijo: “Ahora bien, todo proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18). No escribió “ momentos de reconciliación, de vez en cuando o cuando te apetezca”. Escribió que Dios le había dado “el ministerio de la reconciliación”. En otras palabras, dijo: “La reconciliación es todo lo que hago, así es como me muevo. Como ministro del evangelio, ¿qué más hay para mí además de esto?” Si nos dejamos a nuestra suerte, podríamos pensar que está bien dejar que los ex amigos sigan siendo ex amigos. No se está haciendo más daño, así que ¿por qué no simplemente “seguir adelante”? Esta es la jerga simplista que podríamos usar y, de hecho, Pablo matizó sus esperanzas de reconciliación: “si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18). Algunas personas simplemente cierran, lo intentamos, pero no abren. Así que en este punto ya no depende de ti ni de mí, tenemos que dejarlo en manos de Dios. Pero en la medida que depende de nosotros, buscamos una verdadera experiencia de shalom con todos, absolutamente con todos, por amor al Señor. Siendo el evangelio lo que es y siempre será, “la palabra de reconciliación” (2 Corintios 5:19), nuestras iglesias deben ser los lugares más reconciliadores, pacíficos y felices de la ciudad. Somos tan abiertos a los enemigos, tan mansos ante las heridas, tan indulgentes con aquellos que no lo merecen; si podemos hacer enojar a la gente, que así sea . Nos negamos a participar en sus batallas egoístas, estamos siguiendo un llamado superior, somos los pacificadores, los verdaderos hijos de Dios (Mateo 5:9). Que nuestros ministerios de reconciliación se destaquen claramente para todos . Traducido por David Bello Bondarenco Ray Ortlund (@rayortlund) es presidente de Renewal Ministries y miembro de la junta directiva de The Gospel Coalition. Fundó la Iglesia Immanuel en Nashville, Tennessee, EE. UU. y ahora sirve a Immanuel como pastor de pastores. FUENTE https://coalizaopeloevangelho.org/article/o-ministerio-da-reconciliacao/  

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