Gran parte de las investigaciones realizadas sobre la persecución no se centran en el género. Los hombres y las mujeres perseguidos suelen experimentar la persecución de maneras distintas, condicionadas por factores culturales, sociales y de género. La situación de los hombres suele ser violenta y muy visible, mientras que las mujeres y los niños suelen sufrir en la sombra.(1)
Los hombres suelen ser víctimas de asesinatos selectivos y encarcelamientos. Tienen más probabilidades de ser objeto de arresto, encarcelamiento o ejecución porque suelen ser vistos como los líderes y protectores de la comunidad. A menudo son reclutados a la fuerza en grupos militares o paramilitares o sometidos a trabajos forzados. Estas tácticas tienen por objeto debilitar a la comunidad eliminando a los miembros masculinos de sus funciones. Como principales sustentadores de la familia en muchas sociedades, la persecución de los hombres a menudo conduce a graves dificultades económicas para sus familias. Su encarcelamiento o muerte puede dejar a las familias sin ingresos, lo que aumenta su vulnerabilidad. Los hombres suelen ser sometidos a graves torturas físicas y psicológicas en un intento de extraer información, forzar la conversión o intimidar a la comunidad en general. A menudo son atacados y humillados públicamente para dar ejemplo a los demás, lo que refuerza el poder de los perseguidores.
La experiencia de persecución de las mujeres suele ser muy diferente a la de los hombres. Las mujeres son especialmente vulnerables a la violencia sexual, incluida la violación, la esclavitud sexual y la prostitución forzada. Los perseguidores pueden utilizar estas tácticas para avergonzar y quebrantar el espíritu de la comunidad. Las mujeres de minorías cristianas perseguidas suelen ser obligadas a casarse con hombres de la comunidad mayoritaria como medio tanto de conversión forzada como de asimilación. Las mujeres suelen tener pocos derechos en países con mucha persecución. En estos casos, las mujeres obligadas a casarse reconsideran la posibilidad de marcharse por miedo a perder a sus hijos. Las mujeres pueden enfrentarse al ostracismo social y al aislamiento, no sólo de la sociedad en general sino también dentro de sus comunidades, si se las percibe como “deshonradas” debido a la violencia sexual. Las mujeres, especialmente en las sociedades conservadoras, suelen depender económicamente más de sus parientes varones, lo que las hace más vulnerables cuando estos hombres son perseguidos o asesinados. En muchas culturas, las mujeres ya enfrentan restricciones a su movimiento y libertad. La persecución puede exacerbar estas limitaciones, confinándolas aún más y restringiendo su capacidad de buscar ayuda o huir del peligro.
Abordar las necesidades específicas de género
Comprender estos impactos específicos de género es crucial para desarrollar estrategias de apoyo e intervención eficaces.(2) Estos enfoques pueden ayudar a abordar las vulnerabilidades y necesidades de las mujeres. El asesoramiento sobre traumas puede ofrecer apoyo psicológico especializado para ayudar a las mujeres a afrontar el trauma de la violencia sexual, el matrimonio forzado y otros abusos. En cambio, los grupos de apoyo pueden ayudar a las mujeres a compartir sus experiencias y encontrar solidaridad y aliento. La formación profesional puede enseñar a las mujeres habilidades valiosas que pueden conducir al empleo o al trabajo por cuenta propia. Esto permite a las mujeres lograr la independencia financiera y mantener a sus familias. Los microcréditos o subvenciones para ayudar a las mujeres a poner en marcha pequeños negocios han demostrado ser eficaces a lo largo de las últimas décadas. Estos préstamos y subvenciones proporcionan un pequeño capital inicial para garantizar que las mujeres tengan los medios para mantenerse económicamente. Se necesitan casas de acogida donde las mujeres puedan buscar refugio ante amenazas inmediatas, como el matrimonio forzado o la violencia sexual.
El apoyo legal puede ayudar a las mujeres a afrontar desafíos legales, como escapar de matrimonios forzados, obtener la custodia de los hijos y buscar justicia por abusos e injusticias. La participación comunitaria que resalta los derechos de las mujeres y los efectos de la persecución por motivos de género desafía las prácticas culturales nocivas y promueve la igualdad de género. Defender políticas y prácticas que protejan los derechos de las mujeres, tanto a nivel local como internacional, y trabajar con los gobiernos para mejorar las protecciones legales para las mujeres perseguidas tendrá efectos positivos en el panorama de la persecución desde el nivel gubernamental.
Las mujeres necesitan acceso a atención médica después de sufrir abusos físicos, violencia sexual u otros problemas de salud relacionados con la persecución. El acceso a servicios de salud reproductiva, incluida la atención prenatal y posnatal, es necesario para garantizar embarazos saludables tanto para la madre como para el bebé. Las becas y los programas educativos para mujeres y niñas garantizan el acceso a la educación. Esto les abre oportunidades y les permite defender sus derechos. Los programas de alfabetización para mujeres, en particular en regiones donde se les puede haber negado la educación, mejoran su capacidad para participar plenamente en la sociedad. La atención pastoral y el asesoramiento espiritual pueden ayudar a las mujeres a encontrar consuelo y fortaleza en su fe. El desarrollo de programas dentro de las iglesias y las organizaciones cristianas que aborden las necesidades espirituales y prácticas de las mujeres perseguidas puede conectar a las mujeres de todo el mundo.
El objetivo es explorar formas prácticas de ofrecer preparación, sanación y restauración a las comunidades perseguidas. Este enfoque holístico aborda las necesidades físicas, emocionales y espirituales de quienes han sufrido persecución. Organizaciones como International Christian Concern (ICC) brindan apoyo integral a las mujeres cristianas perseguidas, ayudándolas a sanar, reconstruir sus vidas y recuperar su dignidad e independencia.
FUENTRE https://www.persecution.org/2024/07/19/helping-persecuted-women/