¿No es demasiado difícil intentar enseñar teología a niños pequeños?
Si hay una pregunta que hago a menudo es ésta. A los maestros, con razón, les encanta contar historias bíblicas a los niños, pero cuando se trata de enseñar teología, las cosas se ponen un poco tensas. Sin duda, enseñar grandes verdades teológicas requiere mucho trabajo, pero se puede hacer de maneras maravillosas.
Aquí hay siete maneras de hacer que las grandes verdades cobren vida para nuestros preciosos pequeños.
1. Mineral
Las Escrituras resaltan repetidamente que los niños tienen la capacidad de comprender verdades espirituales que algunos pueden (erróneamente) asumir que están más allá de sus capacidades cognitivas (Deuteronomio 6:6–7; Mateo 18:3–5). Nunca deberíamos sorprendernos cuando los niños demuestran comprensión, porque cuando enseñamos Su Palabra, Dios está obrando a través de Su Espíritu y puede iluminar sus mentes. Por lo tanto, cuando enseñamos grandes verdades, debemos hacerlo con oración, nombrando a niños individuales y pidiéndole a Dios que les conceda la capacidad de comprender. También debemos orar por nosotros mismos para que Dios nos dé la capacidad de enseñar de forma clara y eficaz.
2. Hazlo concreto
Los niños tienen problemas para comprender conceptos abstractos – ¡y las grandes verdades teológicas son a menudo conceptos abstractos! Algunos evitan enseñar teología a los niños porque creen que los niños no tienen la capacidad intelectual necesaria. Pero en lugar de limitarnos a historias seguras de la escuela dominical, deberíamos esforzarnos por transformar ideas teológicas abstractas en ejemplos precisos, concretos y tangibles. Se necesita determinación, pero esto se puede lograr con un poco de imaginación.
3. Comprométete a trabajar duro en tus ilustraciones
Cada verdad teológica enseñada a los niños debe estar bien ilustrada. Las buenas ilustraciones ayudan a los niños a comprender cómo una gran verdad tiene sentido en sus pequeños mundos. Se pueden utilizar historias, testimonios, canciones, actividades, deportes, demostraciones, películas e incluso juegos de computadora para ilustrar la importancia funcional de cada verdad teológica. Desafortunadamente, a menudo somos demasiado vagos para buscar ilustraciones y producir ilustraciones predecibles u obsoletas. Para ilustrarlo bien, debemos conocer a los niños de nuestros grupos, sus intereses y pasatiempos, sus familias y amigos, lo que les gusta y lo que no les gusta. Las buenas ilustraciones marcan una gran diferencia a la hora de enseñar teología a los niños.
4. Usa tu creatividad
La teología puede tener fama de ser un poco aburrida, pero eso no tiene nada que ver con la teología y sí con el maestro.
La comunicación de grandes verdades a los niños pequeños debe hacerse de manera creativa y dinámica. Los niños disfrutan aprendiendo utilizando métodos multisensoriales: hacer, ver y escuchar. Una buena lección permitirá a los niños involucrarse con las verdades teológicas a través de una variedad de medios, y cada actividad creativa les permitirá comprender un poco más del concepto principal.
5. Sea realista
Necesitamos ayudar a los niños a comprender cómo se aplica cada verdad teológica a su vida cotidiana. Como los niños carecen de madurez y discernimiento, a menudo no pueden establecer conexiones entre la teología y las situaciones de la vida real. Necesitamos aplicar la verdad de una manera que ilumine sus mentes y conmueva sus corazones. Nuestra instrucción siempre debe incluir una aplicación que sea apropiada para la edad y claramente comprensible. A través de la aplicación, podemos llevar la comprensión teológica de mentes pequeñas a corazones pequeños.
6. Repítelo constantemente
Los niños, al igual que los adultos, nunca comprenderán la profundidad y la riqueza de las verdades teológicas únicamente mediante la exposición. Para que la teología moldee sus corazones y sus mentes, necesitan abordar las verdades repetidamente. No debemos dar por sentado que una lección por concepto será suficiente. En cambio, necesitamos repetir continuamente verdades doctrinales conocidas, establecer conexiones entre estas verdades y profundizar en sus implicaciones. Necesitamos inculcar en nuestros hijos una mentalidad de “aprendices permanentes”, ayudándolos a aprovechar las oportunidades para recordar las cosas que han aprendido y regocijarse cuando una verdad teológica se vuelve más clara que antes.
7. Sea intensamente apasionado por las verdades que está enseñando.
Las actitudes de quienes los instruyen son las que más influyen en los niños. Aprenden mediante la observación y la observación de adultos que quieren enseñarles verdades gloriosas acerca de Dios. Debemos demostrar a los niños cuánto significan para nosotros estas hermosas verdades: cómo moldean nuestras vidas y nos ayudan a mantenernos firmes. Deben comprender que a medida que luchamos con ellos y los entendemos, nos hacen amar más a nuestro Padre celestial y a nuestro precioso Salvador. La enseñanza apática y poco sincera es obvia para los niños; pueden detectar a una persona falsa a un kilómetro de distancia. Por lo tanto, al prepararnos para enseñar a los niños, debemos asegurarnos de deleitarnos en las verdades teológicas. Que la combinación de nuestra comunicación intensamente apasionada y la obra del Espíritu cautive a los niños bajo nuestro cuidado para la gloria de Dios y la edificación de Su reino.
Nota del editor: “El plan de estudios de catecismo de la nueva ciudad” consta de 52 lecciones diseñadas para ayudar a niños de 8 a 11 años a aprender las doctrinas centrales de la fe cristiana en la escuela dominical, en el aula o en la educación en el hogar. La traducción al portugués está disponible en línea aquí .
Traducido por Felipe Bernabé.
Melanie Lacy es directora ejecutiva de Growing Young Disciples y directora de teología para la formación de niños y jóvenes en Oak Hill College en Londres, Reino Unido. Fue la autora principal de The New City Catecism Curriculum .
FUENTE https://coalizaopeloevangelho.org/article/sete-maneiras-de-envolver-pequenas-mentes-com-grandes-verdades/