
Cuando Aisha puso su confianza en Jesús hace 14 años en Egipto, sabía que no podía contárselo a su marido musulmán. Les enseñó a sus hijos acerca de Jesús, pero lo hizo con mucho cuidado para que su marido, un jeque, no conociera su secreto.
Sin embargo, a medida que sus hijos se interesaban por Cristo, el marido de Aisha se enteró de que ella ya no seguía el Islam. Temiendo que sus hijos también abandonaran el Islam, amenazó con divorciarse de Aisha si no se convertía.
Aisha se negó a abandonar a Cristo y su esposo se divorció de ella. Ella pensó que podría quedarse con sus hijos, pero su padre los convenció de que se quedaran con él.
De repente, la vida de Aisha se desmoronó. Sus padres murieron y pronto tuvo que cuidar de su hermana mientras luchaba contra el cáncer. Aisha tuvo que vender su apartamento, heredado de sus padres, para poder llegar a fin de mes.
Hace dos años, su hermana murió. Después de descuidar su salud durante años, Aisha tuvo lupus y diabetes. También tuvo que operarse para extirparse un dedo que se había infectado con gangrena. Sus crecientes problemas de salud le impidieron trabajar.
“No pude trabajar hasta que me recuperé”, dijo. “Si Dios quiere, estoy dispuesta a soportar todo: enfermedad, dolor, pobreza y hambre, pero mi único sueño es recuperar a mis hijos y que acepten a Jesús porque temo morir sin cumplir con mi deber hacia ellos”.
Aisha se atrasó en el pago del alquiler y los servicios públicos y se endeudó por los gastos médicos. Pasó días sin comer y no pudo comprar sus medicinas. Pidió ayuda a un pastor local, pero él dudó de sus afirmaciones cuando vio que en su documento de identidad decía que era musulmana.
International Christian Concern (ICC) ayudó a cubrir el alquiler, los servicios públicos, la comida y los medicamentos de Aisha hasta que regresara a trabajar.
“No puedo agradecerte lo suficiente”, le dijo Aisha a un miembro del personal del ICC. “Dios te envió en el momento justo. Me sentía sola y desesperanzada, pero con tu presencia sentí que tenía una familia que se preocupaba por mí. Te agradezco tu generosidad y espero que me recuerdes en tus oraciones.
“Ya no necesito preocuparme por cuestiones financieras, pues Dios me ha provisto de lo que necesito y más”.
fuente https://www.persecution.org/2024/08/19/a-life-restored-in-egypt/