En Pakistán y en muchos otros países perseguidos, las leyes sobre la blasfemia han servido en la práctica como sentencia de muerte para las minorías cristianas. Además de las consecuencias jurídicas obvias de estas leyes discriminatorias, los extremistas suelen tomar el asunto en sus propias manos para ajustar cuentas personales, incitar a la violencia y atacar a los cristianos y a las comunidades minoritarias.
Ni siquiera las comunidades más vulnerables, ya sean los ancianos o los discapacitados mentales, están a salvo de estos odiosos ataques.
El 25 de mayo de 2024, una gran turba llenó las calles de la colonia Mujahid en Gillwala, una comunidad predominantemente cristiana en Sargodha, Pakistán. Se lanzaron sobre un anciano cristiano, Nazir Masih, basándose en rumores de que había quemado páginas de un Corán.
La turba también saqueó y quemó una zapatería propiedad del hijo de Masih, Sultan Masih, y quemó la casa de la familia, donde viven Nazir, sus dos hijos y otros 10 miembros de la familia.
En las redes sociales circularon varios videos del ataque. La CPI obtuvo imágenes adicionales del ataque de fuentes de la zona. Un video muestra a Nazir inmóvil en el suelo, con el rostro ensangrentado, mientras varios hombres patean su cuerpo sin vida. Otro muestra a Nazir sentado en el suelo, cubierto de polvo y sangre, mientras la multitud enfurecida lo rodea.
Aunque Masih fue trasladado a un hospital local, el daño ya estaba hecho. Nueve días después del ataque de la turba, Masih falleció a causa de sus heridas.
En respuesta al ataque, un miembro del personal del ICC expresó: “Los radicales islámicos están golpeando sin piedad a los ancianos bajo falsas acusaciones de blasfemia. La existencia de leyes de blasfemia en Pakistán envía un mensaje a los radicales islámicos de que esta violencia callejera está justificada. Las leyes se utilizan como un arma contra los cristianos y permiten que este comportamiento continúe entre las comunidades más vulnerables de Pakistán”.
Afortunadamente, las autoridades han tomado las medidas adecuadas para hacer justicia tras esta tragedia. Decenas de manifestantes han sido detenidos por su implicación en la muerte de Masih y la policía está investigando las acusaciones de blasfemia formuladas contra él. Las autoridades también han puesto a varios miembros de la familia de Masih bajo custodia preventiva.
La muerte de Masih no sólo es trágica, sino que refleja un problema mucho más grave que afecta a las minorías de Pakistán. Hasta que no se tomen medidas más contundentes para revocar estas leyes injustas, los extremistas seguirán abusando de ellas y llevando a cabo actos de violencia similares, si no mayores.
fuente https://www.persecution.org/2024/08/29/crowns-of-courage-the-harrowing-tale-of-nazir-masih/