He escuchado a pastores y cristianos veteranos argumentar en contra de leer ficción porque “no es verdad”. Pero la literatura de calidad puede ser una vía de profunda bendición y un aliado para enseñarnos a ver todos los aspectos de la vida con una anticipación del reino de Dios.
Si nos conmuevemos cuando encontramos un viejo roble con sus ramas balanceándose, junto a un arroyo en un valle iluminado por el sol, no intentamos inmediatamente justificar su existencia. Siendo sensatos, no pensamos: “Sabes, este árbol sería mucho mejor si tuviera un versículo de la Biblia grabado en él”. La dejamos allí y alabamos a Dios por ella.
Lo mismo ocurre con los cuentos, que se disfrutan mejor en su estado natural. Si hemos vivido bajo la sombra protectora de los grandes cuentos, podemos pensar en mil maneras en las que han demostrado ser importantes y nos han ayudado a dar gracias.
A continuación se presentan cinco de estas formas.
1. Las historias nos ayudan a escapar a la realidad.
Mi amiga Heidi Johnston, autora de Life in the Big Story, dice que historias mejores y más fieles no son un escape de la realidad, sino un escape a la realidad. Dios creó el mundo. El mundo está encantado. Hay magia en el viento. Sólo necesitamos ver esto. A veces las historias desbloquean la parte de nuestro corazón que se niega a reconocer lo maravilloso. Las mejores historias pueden abrirnos a la gratitud y permitirnos ver la gloria. Pueden despertar deseos y ayudarnos a encontrar aquello que es real, pero difícil de ver. Como dice CS Lewis en El peso de la gloria, necesitamos un encantamiento poderoso:
¿Crees que estoy intentando lanzar un hechizo? Quizás lo sea; pero recuerda tus cuentos de hadas. Los hechizos se utilizan tanto para romper encantamientos como para inducirlos. Y tú y yo necesitamos el hechizo más fuerte que pueda encontrarse para despertarnos del malvado hechizo de la mundanalidad que fue lanzado sobre nosotros hace casi cien años.
2. Las historias dan forma a nuestra identidad.
En After Virtue, Alasdair MacIntyre observa: “Sólo puedo responder a la pregunta '¿Qué debo hacer?' si puedes responder a la pregunta anterior “¿De qué historia o historias me considero parte?” Las historias dan forma al significado. Empezamos a ver quiénes podemos ser dentro de ellos. Estamos moldeados por las decisiones que tomamos al elegir a quién apoyar. Pero, más que apoyar a alguien, nos convertimos en esa persona. Vemos a través de sus ojos. Lewis describe la sensación de leer y habitar a los personajes:
Leyendo literatura excelente me convierto en mil hombres y, sin embargo, sigo siendo yo mismo. Como el cielo nocturno del poema griego, veo con una miríada de ojos, pero sigo siendo yo quien ve.
Ver a través de los ojos de los demás cultiva la empatía. Y los cuentos que habitamos dan forma a nuestras elecciones; y nuestras elecciones, ladrillo a ladrillo, construyen nuestro carácter. Incluso la mejor enseñanza a menudo no logra lo que una historia puede hacer para moldear nuestras vidas. Al final, estamos viviendo una gran historia. Como observa Michael Horton, “el evangelio no es sólo una serie de hechos a los que damos nuestro consentimiento, sino una narrativa dramática que cambia la trama de nuestra identidad”.
3. La imaginación es una capacidad crucial para la fe.
¿Qué pasaría si te dijera que el Rey del Cielo regresará para hacer cosas nuevas y restaurar el mundo? ¿Y si te dijera que el Hijo de Dios derrotará a un dragón y salvará a su amada? ¿Qué pasaría si te dijera que habrá un banquete que hará que todas las alegrías brillantes del pasado parezcan tenues luces de deleite? ¿Puedes ver? ¿Estás buscando esto?
A medida que crecemos, necesitamos músculos para levantar cosas más pesadas; músculos de la fe para ver lo que es verdad pero aún no está presente. Primero debemos buscar el reino de Dios, y necesitamos fe para vislumbrarlo. La imaginación es ver lo que no está presente. No se limita a mentiras. Cuando estoy fuera de casa, me imagino los abrazos de mi familia. Este es un anhelo real que siempre es satisfecho, por la gracia de Dios. Pero a través de la imaginación, lo sentí cuando aún no era “real”. Hacer creer produce creyentes. Ejercitar la crucial capacidad de la imaginación a través de historias fieles es un regalo para los niños. Pero no es sólo para ellos. Tú y yo también necesitamos esto.
4. Las historias refuerzan o socavan nuestras lealtades y afectos.
La imaginación es una capacidad crucial para formar la fe, pero la imaginación, como el intelecto, será útil para cualquier maestro. Por eso la santa imaginación es esencial. ND Wilson, autor de Outlaws of Time, describió las historias como “catequesis para nuestros huesos”. Una buena historia generalmente no intenta subvertir la voluntad del lector tratando de disfrazar una lección moral en un cuento fantástico. Las mejores historias evocan la belleza en el cañón de nuestros corazones y los ecos son la verdad y la bondad. Las historias superan lo que Lewis llamó los “dragones vigilantes” de nuestro intelecto.
Las historias fieles forman y fortalecen nuestra imaginación moral.
5. Experimentar el dolor y el conflicto de forma indirecta es una buena base para la vida.
“La vida es dolor. El que diga lo contrario está vendiendo algo”, dice el pirata Roberts, en La princesa prometida. Todos sabemos que los niños eventualmente experimentarán el dedo huesudo del sufrimiento arañando sus almas. Sentirán tristeza inconsolable, pérdidas terribles y un día caminarán por el valle de sombra de muerte. Y perderán. ¿Qué puede prepararlos para tal dolor?
¿Y si, a través de la imaginación, ya han atravesado los pantanos muertos de Mordor? ¿Y si con tristeza han visto el sol ponerse para siempre en Narnia? ¿Estarán mejor preparados para el dolor que afrontarán cuando llegue el cáncer? ¿Cuando una pérdida le roba a alguien? ¿Cuando el sufrimiento invade el santuario de vuestras almas?
El sufrimiento a través de las historias habita dentro de nosotros solo por unos momentos, pero promete crear recompensas resistentes en los inevitables días oscuros que están por venir.
Lo que logran las mejores historias
La oscuridad amenaza. Pero soy optimista. Creo en el verdadero nuevo mundo. Creo que veremos al Rey reinar en gloria. Creo que veremos venir el reino de Dios y que se hará su voluntad en la tierra como en el cielo. Y creo que las buenas historias me dieron tanto combustible para este fuego como los 10 mejores libros espirituales de no ficción. Y no se equivoque: amo la teología. Amo la Biblia.
Pero pocas cosas me hicieron amar tanto la Palabra de Dios y su héroe como El Señor de los Anillos y Las Crónicas de Narnia. No porque descubrí en ellos mayor información sobre la gran historia de la victoria de Dios, sino porque me ayudaron a desarrollar una capacidad más profunda de amar la historia y la persona de Jesús.
Traducido por Mariana Alves Passos.
SD Smith vive en Virginia Occidental (EE.UU.) con su esposa y sus cuatro hijos. Es el autor de The Green Ember y de Ember Falls, recientemente publicado, fantasías de aventuras de grado medio en la tradición de Narnia y Redwall. Es uno de los fundadores de Story Warren, que ayuda a los padres deseosos de promover la santa imaginación en sus hogares. Puedes seguirlo en Twitter.
FUENTREW https://coalizaopeloevangelho.org/article/5-razoes-pelas-quais-necessitamos-de-ficcao/