
Shima es una mujer de poco más de cuarenta años que lleva una vida que muchos considerarían común en Irán. Pero detrás de su ligera sonrisa, la realidad de Shima está lejos de ser común. Como cristiana en el 9º país de la Lista Mundial de la Persecución 2024, cada día trae nuevos desafíos, peligros y momentos de gran miedo.
El sencillo collar de plata con un crucifijo que brilla al sol mientras camina por la calle al mediodía es suficiente para despertar sospechas entre la gente. En Irán, seguir a Cristo significa vivir bajo una amenaza constante, no solo por parte de funcionarios del gobierno y líderes religiosos, sino también de familiares, vecinos y la sociedad en general.
El dolor de ser despreciada por su propia familia es profundo. “Mis parientes tienen prohibido hablar conmigo. Me siento aislada en mi propia comunidad y no tengo garantía de que pueda regresar a casa y dormir en mi cama”, cuenta Shima. La cristiana vive con la constante certeza de que en cualquier momento puede ser arrestada, interrogada, acusada falsamente o incluso torturada.
Listos para escuchar el evangelio
El temor a ser arrestada influye en cada decisión de Shima, a veces diariamente. En su país, convertirse del islam al cristianismo se considera una traición, y las consecuencias son severas. Incluso actos simples, como renovar su tarjeta de identidad nacional o abrir una cuenta bancaria, le exigen esconder su fe, fingiendo ser alguien que no es.
Shima conoce a otras personas cuyas vidas han sido sacudidas debido a la extrema persecución. “Cuando el primo de mi amiga descubrió que ella era una cristiana secreta, la agredió y amenazó con exponerla al resto de la familia, obligándola a vivir en silencio y miedo durante años. Si otros familiares descubrieran que era cristiana, lo perdería todo, incluso la vida misma. Nos vemos obligados a vivir siempre en las sombras”, comparte la cristiana, mientras sus ojos reflejan las cargas que lleva.
La presión es implacable, especialmente durante la Navidad o las ceremonias religiosas islámicas, pero la fe de cristianos como Shima solo crece y florece. A pesar de todo, Shima y otros cristianos locales se aferran a su fe en Jesús y renuevan sus fuerzas en Dios. “No hay actividades cristianas legalizadas en mi país. Ninguna, pero aun así realizamos los cultos”, explica.
A pesar de la persecución, las iglesias domésticas continúan creciendo. “Los cristianos se han vuelto más sabios y valientes gracias a la protección y provisión de Dios. Muchas personas están cansadas del islam y listas para escuchar el evangelio”, afirma Shima. “Espero que el mundo exterior sea consciente de todos los encarcelamientos y pueda actuar”, dice Shima.
Este no es solo su clamor, sino el de todos los cristianos perseguidos que viven en Irán. Anhelan el día en que puedan vivir su fe abiertamente y alabar a Dios en voz alta. Un día en que los niños puedan decir con orgullo que son cristianos en sus escuelas y que un entierro cristiano no tenga que ser ocultado, ni un matrimonio realizado en secreto. Un día en que Shima pueda salir sin preocuparse por su collar de plata brillando bajo los rayos del sol. “¿Cuánto tiempo esperaremos, oh Señor? Pero que se haga tu voluntad, en tu tiempo”, concluye Shima en oración.
Peticiones de oración
Pide a Dios que proteja a los cristianos en Irán, especialmente a aquellos que, como Shima, están aislados de sus familias.
Ora por valentía y sabiduría para la Iglesia Perseguida en Irán, para que encuentren maneras de compartir su fe y adorar juntos, a pesar de las severas restricciones.
Intercede por esperanza, paciencia y perseverancia para los cristianos encarcelados por su fe en Jesús en Irán.
Ora para que los corazones de quienes persiguen a los cristianos sean transformados y conozcan el amor de Jesús.
fuente https://puertasabiertasal.org/cristianos-perseguidos-noticias/iglesias-domesticas-crecen-bajo-persecucion-en-iran