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Crisis en Haití
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¿Qué está pasando en Haití?

Incluso antes de la crisis actual, Haití era el país más pobre del hemisferio occidental, tras haber experimentado décadas de servicios básicos inadecuados y una falta de desarrollo de capital humano, combinados con una desigualdad, marginación y exclusión social extremadamente altas.  


Estos problemas se han visto agravados por la proliferación de grupos armados que aterrorizan a las familias en su lucha por el territorio y el control, principalmente en la capital, Puerto Príncipe, y en el departamento vecino de Artibonite, pero cada vez más en otras regiones también. Los grupos armados han bloqueado las principales rutas de transporte entre la capital y el resto del país, destruyendo los medios de subsistencia, privando de servicios esenciales y obstruyendo la asistencia humanitaria.   


En muchos departamentos, los servicios sociales y de salud vitales están al borde del colapso. Algunas instalaciones sanitarias están fuera de servicio debido a las restricciones de seguridad, lo que deja a miles de familias y niños sin acceso a la atención sanitaria. Las oleadas de familias desplazadas que buscan seguridad están creando una presión adicional sobre los servicios sanitarios locales, que apenas podían hacer frente a la demanda antes de la última escalada de la crisis. La escasez de personal es generalizada. A medida que continúan los enfrentamientos armados, cientos de escuelas se han visto obligadas a cerrar, y los ataques y saqueos en las instalaciones escolares, así como las amenazas directas a los maestros, han interrumpido la educación de miles de niños.


Mientras tanto, la parte sur del país, especialmente vulnerable a los peligros naturales, se enfrenta a un número cada vez mayor de desplazados internos que huyen de la violencia en la capital. En total, a principios de julio de 2024 había casi 600.000 desplazados internos en todo el país. También están muy extendidas las graves violaciones de los derechos de los niños. 


Panorama de la crisis en Haití


Los niños y las familias sufren oleadas incesantes de violencia brutal perpetrada por grupos armados. Cada día se viven nuevos horrores, se pierden seres queridos, se destruyen hogares y el miedo está siempre presente. Los niños mueren o resultan heridos en el camino a la escuela, mientras que las mujeres y las niñas sufren una violencia sexual extrema. Solo en 2023, al menos 167 niños y niñas murieron por heridas de bala. 


La violencia ha tenido un impacto devastador en el sistema educativo, que se ha visto paralizado por tiroteos, saqueos y pillajes a medida que se extendían los disturbios. Los niños que tienen miedo de ir a la escuela corren un mayor riesgo de exclusión social y violencia de género. Muchos niños se ven obligados a unirse a grupos armados, empujados por la pura desesperación resultante de la violencia, la pobreza y el colapso de los sistemas que deberían protegerlos. Con frecuencia, los niños se ven obligados a unirse a grupos armados ya sea como un medio para apoyar a sus familias o debido a amenazas contra ellos mismos o sus familias. Muchos niños se unen a grupos después de ser separados de sus familias, como un medio de supervivencia y protección.


Al mismo tiempo, el hambre y la malnutrición, que ponen en peligro la vida, alcanzan niveles sin precedentes en todo el país, y se concentran en los barrios más pobres, inseguros y congestionados de la capital. Cada vez más padres no pueden proporcionar a sus hijos la atención y la nutrición adecuadas y no pueden llevarlos a los centros de salud debido a la violencia que los rodea. Casi uno de cada cuatro niños haitianos sufre de malnutrición crónica, conocida como retraso del crecimiento, que tiene consecuencias físicas y cognitivas duraderas. 


La crisis de desnutrición se ve agravada por un brote persistente de cólera. Entre octubre de 2022 y abril de 2024, Haití notificó un total de 82.000 casos sospechosos de cólera. Mientras la enfermedad se propaga por barrios afectados por la violencia, el cólera y la desnutrición crean una doble carga que el sistema nacional de salud no puede abordar debido a la escasez de recursos humanos y suministros. 


¿Cómo ayuda UNICEF a los niños de Haití?


A pesar de la gran volatilidad del entorno, UNICEF está intensificando sus esfuerzos para proteger a las familias y proporcionar apoyo vital, incluso a quienes se encuentran atrapados y privados de servicios esenciales. Junto con el Gobierno y sus asociados, UNICEF está ayudando a mantener los sistemas y servicios nacionales, regionales y, en las zonas más inseguras, de barrio que protegen a los niños y las familias. Además, UNICEF ha estado distribuyendo vacunas y alimentos terapéuticos que salvan vidas, además de garantizar el acceso a agua potable, saneamiento e higiene. 


UNICEF participa activamente en la promoción de medidas para poner fin a la violencia armada contra los niños y las comunidades. Como parte de su respuesta, UNICEF también da prioridad a los programas de apoyo psicosocial para los niños y a los servicios de protección para las víctimas de la violencia de género, los niños no acompañados y separados de sus familias y aquellos vinculados con grupos armados.


Para los niños que viven en medio de disturbios civiles y violencia urbana, las escuelas siempre han sido más que lugares de aprendizaje: brindan una sensación de normalidad, rodeados del apoyo de maestros y compañeros, y acceso a comidas escolares. UNICEF está distribuyendo kits escolares y utilizando sus canales de comunicación en todos los niveles para instar a los grupos que participan en la violencia a que se abstengan de cualquier acción que ponga en peligro el derecho de los niños a la educación. Además, una iniciativa nacional de transferencia de efectivo está beneficiando a miles de niños al ayudar a las familias a inscribir a sus hijos en la escuela. 


FUENTE https://www.unicef.org/emergencies/crisis-haiti#response


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