Cuando Kushuwai comenzó a cosechar arroz con su familia el 8 de noviembre en Gidan Waya, condado de Jama'a, de repente se encontró en medio de una pesadilla.
Extremistas musulmanes, que se cree que son militantes fulani, atacaron su comunidad agrícola, mataron a cuatro cristianos e hirieron gravemente a varios más. Este ataque es el último que se ha producido en el sur de Kaduna, donde los agricultores son cada vez más vulnerables a la violencia.
“Llegaron en masa, armados con pistolas, cuchillos y machetes”, recuerda con voz cargada de dolor. “Nos rodearon sin disparar un tiro. Mi hijo les rogó que nos perdonaran la vida, pero en lugar de eso lo atacaron a él. Mis hijas y las otras mujeres corrieron para salvar sus vidas mientras yo era abatido al intentar intervenir”.
Aunque Kushuwai sobrevivió con heridas graves, su hijo fue brutalmente asesinado. Los presuntos extremistas fulani saquearon el arroz cosechado y otras pertenencias antes de continuar y atacar otra granja.
A pesar de su profunda pérdida, Kushuwai permanece firme en su fe.
“Si Dios da la felicidad, también debo aceptar la tristeza”, dijo. “Mi oración ahora es por la curación, especialmente por mis hijas que presenciaron este horror”.
Devastación y vulnerabilidad generalizadas
La violencia no se detuvo en la familia de Kushuwai. Esa noche, extremistas musulmanes invadieron la casa de Danlami Kukur, lo mataron y secuestraron a su hija. Antes de liberarla, los extremistas la agredieron sexualmente en repetidas ocasiones.
Gata Moses, un activista local de derechos humanos, enfatizó la urgente necesidad de intervención.
“Los ataques constantes contra agricultores cristianos en Kaduna y las zonas vecinas son alarmantes”, afirmó. “Esos ataques no solo se saldan con la vida, sino que también desplazan a familias y alteran los medios de vida. A pesar de la magnitud de la violencia, no ha habido detenciones ni respuestas oficiales significativas, lo que perpetúa un ciclo de impunidad”.
Una súplica de justicia y apoyo
Las comunidades afectadas recientemente por la violencia están pidiendo ayuda inmediata al gobierno y a las organizaciones no gubernamentales. Quienes han sobrevivido necesitan atención médica, apoyo psicológico y protección contra nuevos ataques.
Friday Daro, residente de una de las comunidades agrícolas atacadas, destacó el costo emocional y psicológico que estos ataques tienen para los sobrevivientes, particularmente las mujeres y los niños.
“Las víctimas de agresión sexual suelen enfrentarse al estigma y al trauma, lo que hace que les resulte aún más difícil recuperarse”, explicó Daro. “Necesitamos que las organizaciones cristianas oren por nosotros y nos apoyen en estos tiempos difíciles”.
Además de hablar con las víctimas, un miembro del personal de International Christian Concern (ICC) confirmó la gravedad de los ataques al revisar las fotografías de las víctimas. De las 15 personas que trabajaban en la granja con Kushuwai, cuatro murieron, mientras que otras ocho sufrieron heridas que iban desde heridas de machete hasta heridas de bala.
Un llamado a la acción
Los repetidos ataques contra las comunidades agrícolas cristianas del sur de Kaduna ponen de relieve la urgente necesidad de justicia y de mayor seguridad. Las organizaciones de derechos humanos instan a las autoridades locales y nacionales a que adopten medidas decisivas para proteger a estas poblaciones vulnerables y exigir responsabilidades a los perpetradores.
“Es necesario actuar con rapidez para hacer frente a esta violencia en aumento”, afirmó Moses. “Sin justicia y protección adecuada, estas comunidades seguirán sufriendo y la paz, ya frágil, de la región se erosionará aún más”.
Los sobrevivientes, que se enfrentan a las consecuencias de estos ataques, demuestran su resiliencia y su fe inquebrantables. Sin embargo, no pueden afrontar estos desafíos solos. La comunidad internacional, las autoridades locales y las organizaciones religiosas deben trabajar juntas para brindar el apoyo necesario y garantizar que se haga justicia.
Por ahora, comunidades como Gidan Waya permanecen en alerta máxima, preparándose para futuros ataques.
“Estamos pidiendo oraciones y apoyo práctico”, dijo Daro. “Nuestra esperanza está en la solidaridad de la comunidad cristiana mundial y en la intervención de quienes tienen el poder de marcar la diferencia”.
FUENTE https://www.persecution.org/2024/11/15/4-dead-after-muslim-extremists-attack-christian-farming-community/