El apóstol Pablo nos dejó un ejemplo al tener cuidado de no dar la impresión de que estaba en el ministerio por dinero. Dijo que los ministros de la Palabra tienen derecho a vivir del ministerio. Pero luego, para mostrarnos el peligro que esto implica, se niega a hacer pleno uso de este derecho.
“Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey cuando trilla… ¿O no lo dice así para nosotros? De hecho, está escrito por nuestro bien; porque el que ara debe trillar con la esperanza de participar del fruto. Si os sembramos cosas espirituales, ¿será demasiado para nosotros cosechar de vosotros cosas materiales? Si otros comparten este derecho sobre ti, ¿por qué no nosotros con más justicia? Pero nunca utilizamos este derecho; pero todo lo soportamos para no estorbar el evangelio de Cristo”. (1 Corintios 9.9-12).
En otras palabras, renunció a un derecho legítimo para no dar a nadie la impresión de que el dinero era el motivo de su ministerio. No quería dinero de sus conversos: “Porque, como sabes, nunca usamos palabras halagadoras, ni actuamos con intenciones codiciosas. Dios es testigo” (1 Tesalonicenses 2:5).
Prefería trabajar con las manos antes que dar la impresión de vender el Evangelio: “No he codiciado la plata, ni el oro, ni el vestido de nadie. Vosotros mismos sabéis que estas manos abastecieron mis necesidades y las de los que estaban conmigo. En todo os di ejemplo de que trabajando de esta manera es necesario ayudar a los enfermos, acordándose de las palabras del Señor Jesús, porque él mismo dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. '” (Hechos 20:33-35).
Sabía que había comerciantes de la palabra de Dios que pensaban que “la piedad es fuente de ganancia” (1 Timoteo 6:5-6). Pero se negó a hacer cualquier cosa que lo pusiera en esa categoría: “Porque no somos falsificadores de la palabra de Dios, como muchos otros; pero es con sinceridad, es de Dios y en la presencia de Dios mismo que, en Cristo, hablamos”. (2 Corintios 2.17).
Muchos predicadores de la prosperidad no sólo dan la impresión de que “comercializan la palabra de Dios” y hacen de “la piedad una fuente de ganancias”, sino que en realidad desarrollan una teología falsa para justificar sus extravagantes exhibiciones de riqueza. Pablo hizo exactamente lo contrario.
Traducido por Víctor San.
John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y decano de Bethlehem College and Seminary. Durante 33 años fue pastor de la Iglesia Bautista Bethlehem, en Minneapolis, Minnesota, Estados Unidos. Es autor de más de 50 libros, entre ellos Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist y, más recientemente, Coronavirus and Christ.
FUENTE https://coalizaopeloevangelho.org/article/aos-pregadores-da-prosperidade-afastem-se-dos-mercadejadores/