
Toda transición en la vida, ya sea personal, profesional o espiritual, trae consigo sus propios desafíos. Para los creyentes, las épocas de transición no se tratan solo de pasar de una etapa de la vida a otra, sino de entrar en nuevos niveles de propósito y llamado.
Estas épocas suelen ir acompañadas de cambios espirituales y emocionales que pueden resultar difíciles de afrontar. En este artículo, exploraremos siete desafíos importantes que enfrentan las personas durante los momentos de transición, en particular para quienes buscan discernir la voluntad de Dios para sus vidas.
1. Es difícil dejar atrás el pasado
Uno de los aspectos más difíciles de la transición hacia una nueva etapa es dejar atrás el pasado. A menudo, nuestra identidad, comodidad y sensación de seguridad están ligadas a los lugares, roles y relaciones familiares de la etapa anterior. Esto crea un apego emocional que dificulta desprenderse de lo que alguna vez fue, incluso cuando sabemos que Dios nos está llamando a algo nuevo.
En Filipenses 3:13-14 , Pablo anima a los creyentes a “olvidar ciertamente lo que queda atrás y extendernos a lo que está delante”. Esto no significa que literalmente olvidemos nuestro pasado, sino más bien que dejemos de permitir que nos defina o nos frene. La transición requiere la voluntad de aceptar lo desconocido y confiar en que los planes de Dios para el futuro son mayores que todo lo que hayamos experimentado antes. Dejar atrás el pasado es un acto de fe que abre la puerta a nuevas oportunidades y crecimiento.
2. A otros les cuesta dejar ir
A veces, no somos solo nosotros los que luchamos por dejar atrás el pasado; quienes nos rodean también pueden tener dificultades para adaptarse a nuestra nueva etapa. Ya sean familiares, amigos o colegas, las personas más cercanas a nosotros pueden sentirse más cómodas con quienes somos que con quienes nos estamos convirtiendo. Esta resistencia puede generar tensión y confusión, ya que es posible que no comprendan por qué estás avanzando en una nueva dirección o por qué las cosas no pueden seguir como antes.
3. Los que están cerca de ti no perciben tu nueva temporada
Uno de los desafíos más dolorosos de la transición es cuando las personas más cercanas a usted no perciben la nueva etapa que está iniciando. Es posible que todavía lo vean a través de la lente de sus roles, experiencias o capacidades anteriores, sin reconocer el nuevo nivel de responsabilidad o llamado que Dios está colocando en su vida. Esta falta de discernimiento puede llevar a malentendidos, aislamiento e incluso sentimientos de rechazo.
Incluso cuando Jesús comenzó su ministerio público, muchos de sus familiares y amigos de su ciudad natal no reconocieron su nueva etapa ( Juan 7:5 ). Por eso es esencial permanecer firmes en la voz de Dios y confiar en su dirección, incluso cuando los demás no lo entiendan del todo.
4. No entiendes del todo tu nueva temporada
La transición suele traer incertidumbre y no es raro que no tengas claro lo que te espera en la nueva etapa. Es posible que sientas que Dios te está guiando hacia algo diferente, pero los detalles y la dirección aún no se han revelado por completo.
Uno de los aspectos más complejos e inquietantes de la transición es esta experiencia de liminalidad, un término que se refiere a estar en un espacio “intermedio”, un umbral en el que se ha dejado atrás una fase pero aún no se ha entrado del todo en la siguiente. Este estado de liminalidad puede resultar desconcertante porque te deja en un lugar en el que ya no perteneces del todo a tu antigua etapa, pero aún no entiendes del todo tu nueva etapa.
Cuando no entiendas del todo tu nueva etapa, apóyate en la presencia de Dios y deja que Él te guíe poco a poco. A menudo, Él revela sus planes mientras caminamos en obediencia, no antes.
5. No puedes depender de tu sabiduría natural o de tus recursos para pasar al siguiente nivel.
En tiempos de transición, queda claro que la sabiduría y los recursos naturales a menudo son insuficientes para navegar al siguiente nivel de tu llamado. Lo que funcionó en tu temporada anterior puede no funcionar en la nueva. Esta puede ser una constatación humilde, pero también es una invitación a una mayor dependencia de Dios. Proverbios 3:5-6 nos recuerda que debemos “confiar en el Señor con todo tu corazón y no apoyarnos en nuestra propia prudencia”.
A medida que Dios te conduce hacia nuevos desafíos y oportunidades, a menudo te quitará la dependencia de las estrategias y los recursos humanos para que dependas únicamente de Él. Esta dependencia no es una señal de debilidad, sino más bien un reconocimiento de que los caminos de Dios son más altos que los nuestros ( Isaías 55:8-9 ). De esta manera, la transición se convierte en un crisol para profundizar tu fe y tu confianza en la provisión y la sabiduría de Dios.
6. Mayor nivel de presión
Las nuevas temporadas traen consigo nuevas responsabilidades y, con ellas, un mayor nivel de presión. Ya sea que se trate de gestionar una organización en crecimiento, liderar un equipo más grande o abordar decisiones más complejas, el peso del liderazgo aumenta a medida que se alcanzan nuevos niveles de influencia. Esto puede generar estrés e incluso la tentación de volver a los viejos hábitos o mecanismos de afrontamiento.
Sin embargo, es importante recordar que con cada nuevo nivel, Dios te brinda la gracia y la fuerza que necesitas para perseverar. Como nos recuerda Pablo en 2 Corintios 12:9 : “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. La transición puede traer consigo una mayor presión, pero también es una oportunidad para que Dios demuestre su poder en ti y a través de ti mientras confías en Él.
7. Mayor nivel de guerra espiritual y resistencia.
Finalmente, con cada nueva temporada llega un nivel más alto de guerra y resistencia espiritual. El enemigo no quiere que entres en la plenitud de tu llamado, por lo que a menudo intensificará los ataques durante los tiempos de transición. Esto puede manifestarse de diversas maneras: tentación, desánimo, conflictos relacionales u opresión espiritual. Efesios 6:12 nos recuerda que “nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo de tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales”.
Es fundamental reconocer que la intensificación de la guerra espiritual suele ser una señal de que te estás moviendo en la dirección correcta. El enemigo tiene como blanco a quienes están avanzando en su llamado. Por lo tanto, sé diligente en la oración, vístete con toda la armadura de Dios ( Efesios 6:13-17 ) y mantente conectado a una comunidad espiritual fuerte que pueda apoyarte en tiempos de batalla.
La transición es un momento desafiante pero transformador en la vida del creyente. Implica dejar atrás el pasado, afrontar nuevas responsabilidades y enfrentar una mayor presión y resistencia espiritual. Sin embargo, estos desafíos no tienen como objetivo derrotarnos; son parte del proceso que Dios usa para prepararnos para mayores niveles de influencia e impacto. Al comprender la dinámica de la transición y confiar en la sabiduría y la gracia de Dios, podemos atravesar estas etapas con éxito y entrar de lleno en las cosas nuevas que Dios ha preparado para nosotros.
El Dr. Joseph Mattera es reconocido por abordar los acontecimientos actuales desde la perspectiva de las Escrituras, aplicando verdades bíblicas y ofreciendo defensas convincentes a la cultura posmoderna actual. Para solicitar sus libros más vendidos o unirse a los miles de suscriptores de su aclamado boletín informativo, visite www.josephmattera.org .
fuente https://www.christianpost.com/voices/7-challenges-transition-spiritual-faith.html