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Cristiana desarrolla ministerio de mujeres en Yemen
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Vivir la fe en un país como Yemen es aterrador, especialmente para una mujer. Allí, las mujeres son consideradas insignificantes, pero fue en ese lugar donde Dios eligió a Zahra para ser su mensajera en medio de la oscuridad y traer luz a quienes la rodean, especialmente a otras mujeres.



Mientras crecía, Zahra enfrentó un conflicto entre su fe en Jesús y su cultura. En Yemen, el islam está profundamente arraigado en la cultura. En casa, su padre le enseñaba sobre la Biblia, lo que le dio una base sólida de amor y propósito. Sin embargo, en la escuela, era obligada a participar en rituales islámicos y estudiar el Corán, lo que generó una lucha interna en ella.



Zahra conocía las contradicciones del Corán, pero no podía hablar de ello en la escuela. Su padre le aconsejó mantener su fe en secreto. Sin embargo, cuando algo se filtró, los maestros comenzaron a murmurar sobre Zahra y a insultarla. Fue víctima de acoso escolar, lo que hizo aún más difícil su situación. “Los niños en la escuela me llamaban infiel porque sabían que provenía de una familia no musulmana”, recuerda. A pesar de esto, Zahra cree que esas experiencias la hicieron más fuerte: “Mi fe y confianza en la soberanía de Dios se volvieron firmes y profundas”. Después de terminar la escuela secundaria, Zahra sintió el llamado de compartir a Jesús con otros. Sin embargo, esta no es una tarea fácil en un país y cultura como la de Yemen.



Un lugar hostil


“Quería continuar con mis estudios, así que me inscribí en una universidad, pero quedaba lejos de casa”, cuenta. Por ello, tenía que viajar en autobús o taxi para asistir a clases, algo poco común para las mujeres en su país. “Constantemente escuchaba a nuestros vecinos hablar sobre mí. Se preguntaban: ‘¿Cómo es que le permiten viajar sola en un taxi? ¿Cómo puede tomar el autobús para estudiar?’ Sentía como si estuviera haciendo algo malo. Aun así, estoy agradecida por el apoyo incondicional de mi familia”, relata.



A pesar de los obstáculos, Zahra sabía que Dios estaba con ella. En la universidad, decidió hablarles a sus compañeras sobre Jesús. Durante los primeros meses, solo observaba y las conocía. “Después, comencé conversaciones sobre la fe con algunas chicas de mi clase. Siempre que sentía que eran renuentes, me detenía. Pero algunas mostraron interés y quisieron saber más”, explica. En un país como Yemen, es extremadamente difícil considerar cualquier cosa fuera del islam. Para las mujeres, es aún peor. Dejar el islam es un gran riesgo.



Aun así, Zahra sigue compartiendo su fe con mujeres cercanas a ella. Lo que comenzó en la universidad se ha extendido a su vida diaria. Sabe que es vigilada por la policía secreta, pero eso no detiene su ministerio. “Tememos a los extremistas y al gobierno, ya que trabajan juntos contra los cristianos. Esto a menudo nos desalienta, sobre todo porque no podemos hablar abiertamente sobre Jesús. También hay espías que nos vigilan, así que somos muy cuidadosos en nuestros encuentros y conversaciones”, comparte.



Obedeciendo a Dios


Al mismo tiempo, sabe que está obedeciendo los mandamientos de Dios. “Elegí este camino y sé las dificultades que vienen con esta decisión. Jesús tomó mi dolor, mi sufrimiento y mi culpa. Él cargó su cruz, y ahora es mi turno de llevar la mía y seguir adelante”.


El ministerio de Zahra combina valentía y sabiduría. “Realizamos dos reuniones por semana: una para estudio bíblico y adoración, y otra para discipulado. También me enfoco en hacer visitas. Sé que, a veces, cuando entro en una casa, podría no volver. Además, no puedo llevar la Biblia conmigo, así que trato de memorizar lo más que puedo antes de salir”, cuenta.



Todos los obstáculos que Zahra ha enfrentado la han hecho más fuerte. Ella sabe de primera mano lo que puede suceder si es descubierta o se convierte en un objetivo. Pero Dios está obrando en Yemen y en el corazón de Zahra. “Dios está con nosotros en los días difíciles. Puedo testificar que he salido de las dificultades aún más fuerte que antes y con una sonrisa en el rostro, sabiendo que Dios nos ayuda en todo. Mientras me mantuve enfocada en su palabra, dedicando tiempo a la oración, permaneciendo cerca de Él y prestando atención a su voz por encima de las demás, Él me ayudó y sigue ayudándome a recorrer este difícil camino”, concluye.



*Nombre cambiado por seguridad.


fuente https://puertasabiertasal.org/cristianos-perseguidos-noticias/cristiana-desarrolla-ministerio-de-mujeres-en-yemen


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