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Las 4 perfecciones de la Palabra transformadora de Dios
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¿Cuáles son los rasgos peculiares o característicos de la Palabra de Dios que la convierten en una herramienta tan útil y un arma tan poderosa en la mano del Espíritu Santo? Hebreos 4:12 y Salmo 19:7-9 abordan este tema directamente. En Hebreos 4:12 aprendemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz. En el Salmo 19:7-9 aprendemos que la Palabra de Dios es perfecta y fiel; recto, puro e inmaculado; Verdaderamente y completamente justo.


En primer lugar, la Palabra de Dios es viva y activa.

“Viva” significa “vivo o imbuido de vida”. Esta vida de la Palabra no es nada menos que la vida de Dios mismo, porque como es Dios, así debe ser Su Palabra. Esta vida es también potencia o energía, potencia movilizada para el trabajo. La vida de la Palabra de Dios está ordenada y aplicada al cumplimiento de sus propósitos: “Mi palabra… no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” ( Isaías 55:11). Como semilla viva, la Palabra de Dios tiene el poder de dar fruto en la vida de los creyentes, como se describe en la parábola del sembrador, donde “la semilla es la palabra de Dios” (Lucas 8:11). Porque la Palabra de Dios “vive y permanece para siempre” (1 Ped. 1:23), su vitalidad y eficacia siguen siendo inagotables y no disminuyen con el tiempo. Los creyentes aprenden a estar de acuerdo con Martín Lutero en que “La Biblia está viva, me habla”. Ella tiene pies, corre detrás de mí. Tiene manos, porque me toma. La Biblia no es ni antigua ni moderna. Ella es eterna.”


En segundo lugar, la Palabra de Dios es perfecta y fiel.

Por un lado, la Palabra de Dios es perfectamente completa. Ella es todo lo que Dios quiere que sea. Ésta es la perfección orgánica de una rosa y no la perfección mecánica de, digamos, un motor de combustión interna. Es perfecto y completo en todas las etapas de su desarrollo; El otro es el resultado de mucho ensayo y error a través del esfuerzo inventivo. El desarrollo de la historia de la redención es también el desarrollo de la historia de la revelación. En cada punto, la Palabra de Dios equipó a los creyentes con todo lo que necesitaban para la fe y la vida.


La Palabra de Dios también está libre de cualquier imperfección o mancha introducida por la mano del hombre. Porque la Palabra de Dios es perfecta, también es fiel. Como testimonio o testigo, es veraz y confiable. La Palabra de Dios es fiel como revelación de lo que el hombre debe creer acerca de Dios y como regla de lo que Dios requiere del hombre. Así como Jehová “no cambia” (Mal. 3:6), Su Palabra permanece eternamente fiel como verdad inmutable e inalterable. “Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos” (Sal 119,89)


En tercer lugar, la Palabra de Dios es recta, pura y sin mancha.

Aquí está la declaración del Antiguo Testamento sobre la doctrina de la inerrancia bíblica (infalibilidad). Se considera que la Palabra es correcta o recta porque no se desvía de la perfecta conformidad con ningún estándar justo por el cual se mide la verdad. La Palabra es pura así como la luz pura es clara y brillante. He aquí una lámpara cuya llama no parpadea y cuyos rayos penetran las profundidades de la oscuridad del hombre. La Palabra es inmaculada, porque está libre de toda corrupción y de todo lo que corrompe o contamina.


En cuarto lugar, la Palabra de Dios es verdadera y completamente justa.

Más precisamente, la Palabra de Dios es verdad (Sal. 19:9, nota marginal; cf. Jn. 17:17). Es un libro de verdades, sin ninguna mezcla de falsedad o error. Es también un libro de justicia de principio a fin. Es justa en lo que exige del hombre como criatura y siervo de Dios, justa en el juicio que pronuncia contra toda impiedad e injusticia de los hombres, y justa en la promesa que cumple de la justificación por la fe y la paz con Dios, por medio de nuestro Señor. Jesús Cristo.


Este extracto es de la contribución de Joel Beeke y Ray Lanning a Sola Scriptura: La posición protestante sobre la Biblia.


Publicado originalmente en Ligonier.org. 


Traducido por Claudio L. Chagas


El Dr. Joel R. Beeke es presidente y profesor de teología sistemática y homilética en el Seminario Teológico Reformado Puritano y pastor de la Congregación Reformada Heritage Netherlands en Grand Rapids, Michigan, EE. UU.


FUENTE https://coalizaopeloevangelho.org/article/4-perfeicoes-da-palavra-transformadora-de-deus/


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