Marcela, una joven que sufrió abusos en su infancia, vivió años de trauma que la llevaron a desear la muerte de su agresor. Desde la primaria, comenzó a experimentar depresión, enojo y comportamientos emocionales problemáticos, notando una falta de recuerdos de su niñez.
A los 6 años, fue víctima de abuso por parte de un amigo de su padre, un recuerdo que nunca pudo olvidar y que marcó el inicio de su batalla interna contra el odio y la violencia.
Con el tiempo, estos sentimientos se intensificaron, conduciendo a Marcela a autolesionarse y a expresar su dolor a través del corte. En su adolescencia, luchó con la bulimia como una forma de castigo, sintiéndose cada vez más aislada y sin poder comunicar realmente su sufrimiento, incluso a su madre.
Como consecuencia de su trauma, desarrolló una obsesión por el daño propio, buscando desesperadamente alivio a un dolor insoportable.
Un día, abrumada por el peso de su dolor, Marcela hizo una oración desesperada a Dios, “Dios, si eres real, quítame esto y nunca más volveré a ser como soy ahora”.
Marcela encontró mensajes de un pastor local en Internet, lo que despertó su interés por la fe y el propósito de “morir a uno mismo y nacer de nuevo“. Motivada por la posibilidad de una nueva vida, comenzó a asistir a la iglesia y a leer la Biblia, lo que le trajo una sanación emocional significativa.
Finalmente, entregó su vida a Cristo y se embarcó en un proceso de liberación, sometiendo su corazón y mente a la autoridad de Dios.
“Ahora tengo el Espíritu Santo y la capacidad de decir: ‘Conozco la tentación, pero no tengo que hacerlo’. Así que ya no me odiaba más. Y también aprendí mucho sobre el diablo. Aprendí a usar la autoridad de Jesús y reprender al enemigo cuando intentaba usar mi mente: ‘Ya no puedes estar aquí. Ya no puedes usar mis pensamientos. Depresión, ansiedad y miedo, váyanse en el nombre de Jesús’”, declaró Marcela sobre su vida.
“Esos ya no eran mis diagnósticos. El poder de Jesús estaba trabajando en mí. Cuando declaro el nombre de Jesús, todas estas tinieblas no tienen más remedio que desaparecer, ya no tienen poder sobre mí”, añadió.
Hoy, Marcela ha superado las ataduras y compulsiones emocionales que la afectaban, y ahora inspira a otros compartiendo su testimonio.
“Hoy tengo ayuda, esperanza y puedo encontrar alegría. Ni siquiera puedo reconocer a la persona que era antes. El Señor me llevó a decir las palabras que nunca quise decir: “Padre, perdono a ese hombre por sujetarme y sujetar mis brazos a la cama. Te bendigo y me arrepiento de los sueños. Lamento haber querido asesinarlo. ‘Lamento todo esto’ “Lo perdoné específicamente y en detalle”, testificó.
“Todo lo que se había perdido ahora ha sido restaurado. Siento completa paz, completa libertad, completa sanación y sé que el Señor es Dios, Él es el Dios a quien sirvo y ese es mi Padre”, finalizó.
FUENTE https://www.bibliatodo.com/NoticiasCristianas/sufria-depresion-y-pensamientos-suicidas-pero-fue-libre-tras-clamar-el-nombre-de-jesus-el-es-a-quien-sirvo/








