El teólogo y pastor bautista John Piper, de 79 años, aconsejó a los adolescentes cristianos que no se cuestionen qué tan cerca pueden llegar del pecado, sino que busquen la plenitud del Espíritu Santo como una forma de verdadera intimidad con Dios.
El discurso de Piper respondió a una pregunta de un oyente de su podcast, quien se identificó como un adolescente cristiano. En su relato, el joven admitió emborracharse un poco "de vez en cuando", ya sea por diversión o para aliviar el dolor, pero dijo que mantenía el autocontrol y continuaba orando, sin cometer imprudencias. "¿Sigue siendo pecado hacer esto, aunque no haga nada malo ni sea impulsivo?", preguntó.
Piper dijo que el deseo del joven de acercarse a Dios le animó. Citó Santiago 4:8: «Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes», como una promesa bíblica válida para cualquiera que esté sinceramente dispuesto a acercarse al Señor. Sin embargo, el pastor cuestionó la lógica de la pregunta: «¿De verdad te preguntas (o deberías preguntar): ‘Emborracharme un poco de vez en cuando me acercará a Dios’?».
El pastor, que se desempeña como rector del Bethlehem College and Seminary en Minneapolis, Minnesota, dijo que el cristianismo históricamente ha rechazado los estados alterados inducidos por sustancias como formas válidas de experiencia espiritual: "El cristianismo nunca ha visto los estados inducidos por drogas como una forma genuina de acercarse a Dios", dijo Piper, en contraste con ciertas tradiciones religiosas que usan sustancias para ese propósito.
Basándose en Efesios 5, especialmente el versículo 18: «No os embriaguéis con vino, porque eso lleva al libertinaje; antes bien, sed llenos del Espíritu», Piper enfatizó que la Biblia enfatiza la vigilancia, la sabiduría y la comprensión de la voluntad del Señor. «El Espíritu Santo es precisamente el poder de Dios en ti para hacerte vigilante, atento, cuidadoso en tus observaciones, atento en tus sentidos y sabio en tus juicios», dijo.
Según Piper, el Espíritu no anula las facultades mentales, sino que las eleva. Por lo tanto, argumentó que incluso la embriaguez moderada compromete la claridad espiritual. «La embriaguez embota las mismas facultades que Dios dio para el disfrute de Cristo», declaró.
Aunque Piper reconoció los daños sociales asociados con el abuso del alcohol —incluyendo accidentes, pérdida de empleo y desintegración familiar—, centró su análisis en el impacto espiritual de esta práctica. Cuestionó la lógica de la pregunta del adolescente, comparándola con preguntar si está bien conducir con sueño. «Si de verdad quieres acercarte a Dios, no mides tu comportamiento preguntándote cuánto puedes acercarte al pecado», dijo.
Piper concluyó animando a los cristianos a cambiar el enfoque de la pregunta: “No nos preguntemos: ‘¿Qué tan cerca puedo llegar al pecado?’, sino: ‘¿Qué tan lleno puedo estar del Espíritu Santo?’”.
También mencionó Gálatas 5:19-21, que enumera las obras de la carne, advirtiendo del peligro de relativizar el pecado: «No digas: ‘Bueno, ¿puedo sentirme un poco celoso? ¿Puedo enojarme un poco? ¿Puedo sentirme un poco celoso?’… Simplemente no te hagas esas preguntas, no si tu objetivo es realmente acercarte lo más posible a Dios».
Abstinencia
A pesar de la claridad bíblica sobre la condena de la embriaguez, los líderes cristianos reconocen que el consumo de alcohol, en sí mismo, no está prohibido en las Escrituras. En una entrada de blog de 2012 , el evangelista Greg Laurie, de Harvest Christian Fellowship en California, declaró: «Si bien no cuestiono la libertad de nadie para beber, personalmente me abstengo». Laurie citó 1 Corintios 6:12 para explicar su decisión: «‘Tengo derecho a hacer todo’, dices, pero no todo es beneficioso. … ¡No quiero estar bajo el poder de nadie ni de nada que no sea Jesucristo!».
Según The Christian Post , Laurie resumió su postura en términos prácticos: «Si no bebes, nunca te emborracharás. Si bebes, podrías emborracharte. ¿Vale la pena el riesgo?».
Patrick Nelson, presidente del Seminario Teológico Dort, también en Minnesota, afirmó en una entrevista en 2018 que “la Biblia no prohíbe expresamente el consumo de alcohol”, pero “nos prohíbe emborracharnos bebiendo alcohol”.
Nelson también señaló que Jesús convirtió el agua en vino en Juan 2:1-11, y que el vino era una bebida común en su época. Sin embargo, advirtió: «La embriaguez y la adicción son pecados a los ojos del Señor, y sus efectos pueden ser devastadores no solo para la persona, sino también para quienes la rodean».
El debate sobre los límites del consumo de alcohol en el contexto cristiano sigue vigente, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, como señaló John Piper, la pregunta principal que deben hacerse quienes desean acercarse a Dios no es sobre los permisos mínimos, sino sobre cuánto pueden ser transformados por el Espíritu.
FUENTE https://noticias.gospelmais.com/pastor-nao-tentem-quao-perto-chegar-pecado-179567.html