GINEBRA – Unos 4 millones de personas están actualmente desplazadas en Burkina Faso, Mali, Níger y países vecinos. Esta cifra es aproximadamente dos tercios superior a la de hace cinco años, reflejando la inseguridad, el acceso limitado a servicios y medios de vida, y los efectos del cambio climático.
Aunque la mayoría de las personas desplazadas en la región permanecen dentro de sus países, los movimientos transfronterizos son cada vez más frecuentes, lo que ejerce presión sobre las comunidades de acogida y los sistemas nacionales. Estos desplazamientos secundarios subrayan la urgente necesidad de ampliar la escasa asistencia y permitir que las personas permanezcan cerca de sus hogares y eviten viajes peligrosos.
La inseguridad en toda la región expone a las personas a la violencia, el reclutamiento forzado, restricciones de movimiento y detenciones arbitrarias. Las mujeres, niñas y niños representan el 80 por ciento de las personas desplazadas por la fuerza en la región, y la violencia de género sigue siendo una preocupación crítica y generalizada. Según el sistema interinstitucional de monitoreo de protección de África Occidental y Central, el número de personas afectadas por incidentes de este tipo ha aumentado significativamente este año.
Más de 14.800 escuelas habían cerrado en la región a mediados de 2025, dejando a 3 millones de niños sin acceso a la educación ni a espacios seguros. Los jóvenes desplazados por la fuerza se enfrentan a mayores desafíos de protección y medios de vida, incluido el reclutamiento forzado, la trata de personas y el acceso limitado a oportunidades laborales, lo que aumenta el riesgo de emprender viajes peligrosos fuera de la región.
En toda la región, más de 900 centros de salud también se han visto obligados a cerrar, dejando a millones sin atención médica crítica.
La inseguridad alimentaria se ha convertido en un factor impulsor de desplazamiento forzado que cada vez cobra mayor importancia: la proporción de personas desplazadas y miembros de comunidades de acogida que la citan como causa de su movimiento se ha duplicado en los últimos años. Los impactos relacionados con el clima exacerban aún más los riesgos, intensificando la competencia por recursos naturales escasos como la tierra y el agua, y creando barreras adicionales para la convivencia pacífica y la cohesión social con las comunidades de acogida.
La prioridad de ACNUR es fortalecer la protección, la inclusión, la resiliencia y las soluciones, apoyando a los Estados y comunidades para gestionar el desplazamiento mientras se fomenta la estabilidad y la autosuficiencia.
Sin embargo, el acceso humanitario y la financiación están ambos bajo presión. En el Sahel, las necesidades humanitarias han aumentado drásticamente mientras que los recursos han disminuido significativamente desde 2022. En 2025, ACNUR necesita 409,7 millones de dólares (USD) para cubrir las necesidades humanitarias en los países del Sahel, pero solo ha recaudado el 32 por ciento. Actividades críticas como el registro, la documentación, la educación, la salud y el alojamiento se han visto gravemente afectadas.
Más de 212.000 refugiados y solicitantes de asilo en Burkina Faso, Malí y Níger aún no están registrados, lo que limita su acceso a servicios esenciales y aumenta el riesgo de detención arbitraria y acoso.
A pesar de estos desafíos, las comunidades de todo el Sahel demuestran resiliencia y solidaridad. Los datos de ACNUR muestran que en Mali, el 90 por ciento de las personas desplazadas sienten un fuerte sentido de integración, con comunidades locales compartiendo generosamente tierras y recursos. En Burkina Faso, los mecanismos locales de resolución de conflictos apoyan la convivencia entre las poblaciones desplazadas y las comunidades de acogida.
Todos los países del Sahel son parte de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, y han adoptado leyes nacionales de asilo que proporcionan un marco para la determinación del estatuto de refugiado y la inclusión, incluyendo el derecho al trabajo y la libertad de movimiento. Todos también han ratificado la Convención de Kampala sobre el desplazamiento interno.
ACNUR hace un llamamiento para reforzar y fortalecer el compromiso internacional para abordar la crisis en el Sahel Central. Los países de la región no pueden afrontar estos desafíos en solitario. Proteger a millones de familias desplazadas y asegurar un futuro más seguro requiere más que palabras: exige una acción internacional unificada, sostenida y una verdadera solidaridad con el Sahel.
FUENTE https://www.acnur.org/noticias/notas-de-prensa/acnur-pide-apoyo-internacional-urgente-para-avanzar-hacia-soluciones-para-el-sahel