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¿Es moralmente correcto seguir actualizando mis cosas?
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Nota del editor: La columna “Espinas y cardos” de The Gospel Coalition busca aplicar la sabiduría con consejos prácticos sobre la fe, el trabajo y la economía.


No soy tan viejo, pero parece que hace una eternidad era aceptable guardar las cosas hasta que se rompieran. Hoy en día, si mi teléfono tiene más de un año o no he remodelado mi cocina en la última década, estoy anticuado. ¿Es moralmente correcto o incorrecto consumir modelos nuevos o actualizados?


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¡Qué pregunta tan crucial para construir intencionalmente un estilo de vida cristiano! Sería fantástico si tuviera una respuesta sencilla.


En esta situación, es necesario mantener el equilibrio del evangelio. Hay dos lados de la balanza en este asunto, y podemos caernos de uno u otro. Reconozco mi tendencia a comprar cosas nuevas a veces cuando no debería, especialmente cuando se trata de algunas de mis aficiones. Por otro lado, justo cuando recibí tu pregunta en mi bandeja de entrada, mi esposa me dijo que mis zapatos favoritos tienen varios agujeros visibles, y que si no quiero enfermarme los días de lluvia, necesito superar mi sentimentalismo (y mi pereza) y comprarme un par nuevo.


Veamos si podemos encontrar una manera de recorrer este camino de equilibrio sin caer ni en el lado de la complacencia acerca de gastar dinero en lujos frívolos y consumo conspicuo, ni en el lado del legalismo, que inventa reglas éticas sin una base clara en las Escrituras.


Por un lado, Dios creó la creación para que la apreciemos y la disfrutemos. No deberíamos definir nuestra fidelidad a Dios simplemente por el grado en que nos abstenemos de disfrutar de su creación. En la Institución, Juan Calvino relata la historia de unos monjes que compiten para ver quién puede sobrevivir con la menor cantidad de pan y agua. El monje que logra sobrevivir con un trozo de pan al día se burla de la prodigalidad del glotón inútil de la celda contigua, que escandalosamente se da el gusto de comer dos trozos al día. Esta historia puede ser apócrifa, pero el peligro espiritual que señala es real.


La enorme productividad de la economía moderna ha introducido dos nuevas condiciones que legítimamente debilitan la ética de la frugalidad. Una es que los productos mejoran mucho más rápido que antes. Mantengo el mismo teléfono durante más de un año porque creo que es importante que un cristiano sea frugal. Pero si decidiera mantener el mismo teléfono durante los próximos 10 años, ¡me perdería mucho! La otra es que el costo de los bienes y servicios básicos ha bajado, mientras que las oportunidades para nuevos tipos de trabajo han aumentado. Realmente no tiene sentido dedicar mi tiempo a remendar calcetines viejos cuando puedo comprar unos nuevos y, en cambio, invertir ese tiempo en cosas para las que tengo más talento, para Dios y para su mundo. Es cuestión de establecer prioridades.


Por otro lado, la frugalidad, el autocontrol y la generosidad son tan esenciales para la formación espiritual como la castidad. La forma en que administramos nuestros recursos marca la pauta del tipo de vida que elegimos vivir ("¿Dónde está tu tesoro...?"). Ningún cristiano serio duda de que lo que elegimos hacer en el ámbito sexual tiene una profunda y trascendental influencia en la forma de ser de las personas. Sin embargo, de alguna manera, resulta difícil que la mayoría de los cristianos comprendan que lo que hacemos con el dinero y las posesiones tiene la misma profunda influencia en nuestro carácter.


En el capítulo sobre donaciones caritativas de Mero Cristianismo, C.S. Lewis sugirió una pauta de frugalidad que comparto: El nivel de vida de una familia cristiana debería ser notablemente inferior al de otras familias de la misma cultura con ingresos similares, ya que la familia cristiana se esfuerza por satisfacer menos sus propios deseos y compartir más con los demás. Lo que valoro de este enfoque es que toma en serio la naturaleza culturalmente contextual de la vida económica, a la vez que mantiene una sólida base bíblica en la idea de que los cristianos, como cristianos, están llamados a ser notablemente diferentes del mundo que los rodea en su forma de vida.


Traducido por Pedro Henrique Santos de Aquino


 


Greg Forster (PhD, Universidad de Yale) es director de la Red Oikonomia , profesor asistente visitante de fe y cultura en la Universidad Internacional Trinity y autor de numerosos libros y artículos.


FUENTE https://coalizaopeloevangelho.org/article/e-moralmente-correto-continuar-atualizando-minhas-coisas/


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