El libro bíblico de Números narra el viaje de los israelitas desde el Monte Sinaí hasta las llanuras de Moab, cubriendo un período de casi 40 años. Incluye censos, leyes, narraciones históricas y preparativos para la entrada a la Tierra Prometida. Repasando esta historia imagino lo que puede significar caminar por un desierto interminable, con el sol abrasador sobre mi cabeza y la incertidumbre acechando en cada duna. Ahora, hacer esto durante 40 años, parece una pesadilla. Sin embargo, pa irra los israelitas, fue su realidad. Hoy quiero desarrollar en estas líneas algunas lecciones que esta travesía del desierto nos puede enseñar.
La fidelidad de Dios: El Éxodo nos recuerda que Dios nunca abandonó a Su pueblo, incluso en los momentos más complicados del desierto. Les envió maná del cielo y agua de la roca (Números 11:7-9; 20:11). También he experimentado momentos en que los recursos escaseaban y el desánimo amenazaba. Sin embargo, al igual que con los israelitas, Dios siempre proveyó, de maneras inesperadas. Fue nuestro “maná” moderno, un recordatorio tangible de la fidelidad de Dios.
La importancia de la perseverancia: Los israelitas vagaron por el desierto durante 40 años (Números 14:33-34). Aunque gracias a la misma Palabra de Dios sabemos que ese periodo fue el resultado de su falta de confianza, pues la travesía podía completarse en menos de una fracción de ese tiempo. Para los valientes que confiaban desde el principio como Josué, Caleb y el mismo Moisés, todos esos años bajo esas condiciones son una lección monumental de perseverancia. En la vida cristiana a menudo esperamos resultados rápidos y nos desanimamos cuando el fruto tarda en llegar. El Éxodo nos enseña que el tiempo de Dios no está alineado con nuestras expectativas.
La necesidad de una visión clara: A pesar de los retos, el tiempo transcurrido y todas las dificultades, los israelitas mantenían el enfoque claro: la Tierra Prometida. Esta visión los mantuvo en movimiento, incluso en los momentos más difíciles. Cuando obedecemos el llamado de Dios y enfrentamos obstáculos cotidianos, es fácil perder de vista nuestro propósito.
La importancia de la comunidad: Los israelitas viajaron como una comunidad, apoyándose mutuamente a través de los desafíos del desierto. Durante el desarrollo del ministerio, para muchos es tentador caer en el individualismo, pero el Éxodo nos recuerda la fuerza de la unidad. He visto equipos ministeriales desmoronarse debido a conflictos internos y falta de apoyo mutuo. Por otro lado, los equipos que se mantienen unidos, que se apoyan en los momentos difíciles, tienen mayor posibilidad de alcanzar un impacto mayor a largo plazo. Al igual que los israelitas, descubrimos que somos más fuertes juntos.
El libro de Números no es solo un recuento histórico; es un modelo vivo para el cristiano que obedece su llamado en la actualidad. Nos enseña que el camino puede ser largo y desafiante, pero que Dios es fiel. Nos recuerda que la perseverancia, una visión clara, la comunidad y la confianza en Dios son esenciales para cumplir nuestro llamado. Como enviados de Dios debemos ser valientes para entrar en territorios desconocidos, resilientes frente a los desafíos, y siempre confiando en la fidelidad de Dios. El desierto puede ser intimidante, pero es a menudo el lugar donde Dios hace Su obra más profunda, tanto en nosotros como a través de nosotros.
Así que, mantengamos nuestro enfoque en alcanzar la “Tierra Prometida” de nuestro llamado, confiando en la provisión de Dios incluso cuando no esté a la vista, y perseveremos sabiendo que cada paso en el desierto nos acerca más a ver la gloria de Dios manifestada en las naciones. Porque al final, nuestro “Éxodo” no se trata solo de llegar a un destino, sino de ser transformados en el proceso y ser instrumentos de la transformación de Dios en el mundo.
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Esta serie semanal titulada Su bendita Palabra me impulsa está diseñada para descubrir que el plan de Dios para ti es evidente desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Angel Guerrero.
Ministerio Palabra Viva.
Tema 13, lunes 08 de julio, 2024.
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