- EsseSi logramos que en nuestra vida cada comida sea una ofrenda, cada fiesta una proclamación y cada acto de generosidad una declaración de fe, estaríamos cumpliendo la visión que Dios presentó a Su pueblo a través de las leyes en Deuteronomio. Estas antiguas regulaciones sobre adoración, alimentos, diezmos y festividades, lejos de ser arcaicas, contienen el ADN de una iglesia transformadora para nuestro mundo actual. Proporcionan un modelo total para el cristianismo de hoy, llamándonos a integrar la espiritualidad, la comunidad y la generosidad en nuestro enfoque.
Adoración centrada, el corazón: Deuteronomio 12 enfatiza la importancia de la adoración centralizada. Nos recuerda que toda misión debe fluir en adoración genuina a Dios. La historia del rey Josías en 2 Reyes 22-23 puede ilustrarnos en este principio. Cuando se redescubrió el libro de la Ley, Josías lideró una reforma nacional centrada en la purificación del culto. Esta renovación espiritual no solo transformó la nación, sino que impactó a las naciones vecinas. De manera similar, nuestros esfuerzos evangelísticos y misioneros deben estar fundamentados en una adoración auténtica que pueda inspirar una transformación personal y comunitaria.
Comunidad y hospitalidad, el contexto: Las leyes sobre alimentos y fiestas en Deuteronomio 14 y 16 enfatizan la importancia de la comunidad y la hospitalidad. Estas prácticas nos recuerdan que la misión cristiana no se trata solo de transmitir información, sino de crear espacios de comunión y pertenencia. Los primeros capítulos de Hechos nos muestran cómo la iglesia primitiva vivió esto. Hechos 2:42-47 describe una comunidad que compartía comidas, recursos y vida espiritual. Este estilo de vida comunitario fue un eficaz testimonio que atrajo a muchos al evangelio. Crear estos espacios de comunidad auténtica que demuestren el poder transformador del evangelio son efectivos en el cumplimiento de nuestra misión.
Generosidad y justicia, el impacto: Las leyes sobre diezmos y ofrendas en Deuteronomio 14 y 15 no solo presentan el dar a Dios, incluyen el cuidar a los necesitados. Recordándonos que la misión de la iglesia circunscribe un compromiso activo con la comunidad y la generosidad práctica. La historia de Cornelio en Hechos 10 ejemplifica cómo la generosidad puede abrir puertas para el evangelio. Las oraciones y limosnas de Cornelio subieron como un memorial delante de Dios, llevando a su encuentro con Pedro y a la expansión del evangelio entre los gentiles. Nuestra misión debe abarcar actos tangibles de generosidad y justicia que demuestren el amor de Dios de manera práctica.
Ritmo y celebración, la sostenibilidad: Las fiestas en Deuteronomio 16 establecen una armonía de celebración y conmemoración en la vida del pueblo. Nos enseñan la importancia de incorporar momentos reflexivos y de descanso en nuestra obra como iglesia. El ministerio de nuestro Señor Jesucristo modeló este principio, los evangelios nos muestran a Jesús retirándose regularmente para orar, participando en las bodas de Caná y conmemorando las fiestas judías. Este ritmo de trabajo ministerial, descanso y festividad permitió a Jesús mantener un ministerio impactante y sostenible. Nuestra misión debe evitar el agotamiento, debemos mantener una visión a largo plazo que engloba temporadas de reflexión, pausa y esparcimiento.
Santidad y distinción, el testimonio: Las leyes dietéticas en Deuteronomio 14 servían como un recordatorio constante de la identidad única del pueblo de Dios. De manera similar, nuestra misión debe cultivar una personalidad distintiva que refleje los valores del Reino de Dios. Daniel y sus amigos en Babilonia (Daniel 1) demostraron la importancia de mantener su integridad en medio una cultura profana. Su decisión de no contaminarse con la comida del rey, no solo preservó su salud y testimonio, sino que también les dio favor y sabiduría que impactó a toda la nación. Nuestros esfuerzos misioneros deben fomentar maneras de vivir que inviten a la santidad, demostrando una alternativa virtuosa a este mundo plagado de conductas deshonestas.
Las leyes sobre adoración, alimentos, diezmos y fiestas no son solo regulaciones antiguas, sino que podemos verlas como un plano para una misión cristiana integral y transformadora. Nos desafían a ir más allá de un enfoque estrecho que solo valora la evangelización de palabra. Nos envían a abrazar una visión que integra la adoración, la comunidad, la justicia y la identidad distintiva.
Como seguidores de Cristo debemos examinar críticamente nuestro enfoque. ¿Estamos integrando la adoración, la comunidad y la justicia en nuestro trabajo? ¿Estamos creando ritmos sostenibles de ministerio? ¿Estamos viviendo de una manera que refleje los valores del Reino de Dios? Hoy te invito a renovar tu compromiso con una vida cristiana integral. Que proclamemos el evangelio, creando comunidades de adoración, practicando la generosidad radical, viviendo en justicia y atrayendo al mundo que nos rodea. Seguir estos principios será una evidencia a los que nos rodean, demostrando sabiduría y amor de Dios al mundo, que necesita experimentar la plenitud del evangelio en todas las áreas.
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Esta serie semanal titulada Su bendita Palabra me impulsa está diseñada para descubrir que el plan de Dios para ti es evidente desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Angel Guerrero.
Ministerio Palabra Viva.
Tema 16, lunes 29 de julio, 2024.
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